jueves, 3 de junio de 2010

Las islas del Pacífico crecen en vez de hundirse, según estudio

Las islas del Pacífico Sur.


Sídney (Australia).- En contra de lo que se creía, la mayoría de las islas del Pacífico Sur se adaptan y crecen en vez de hundirse con la subida del nivel de los mares por efecto del cambio climático, según un estudio publicado por la revista “New Scientist” esta semana.

Los científicos Paul Kench, de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, y Arthur Webb, de la Comisión de Geociencia Aplicada del Pacífico Sur, en Fiyi, estudiaron, analizaron y compararon fotos históricas de hace 60 años e imágenes de satélite de alta resolución de 27 islas.

Y concluyeron que 23 islas han aumentado o conservan la misma superficie y que cuatro han perdido territorio.

"El ochenta por ciento de las islas que hemos observado está igual o ha crecido; algunas se han agrandado de forma dramática, en un veinte o treinta por ciento,” manifestó Kench.

"Ahora tenemos pruebas de que las bases físicas de estas islas estarán allí dentro de cien años,” añadió el científico.

En Kiribati, las islas Betio, Bairiki y Nanikai, las más pobladas, aumentaron su territorio en un 30, 16,3 y 12,5% respectivamente, lo que representa 36 hectáreas en la primera, 5,8 hectáreas en la segunda y 0,8 hectáreas en la tercera.

En Tuvalu, en donde el punto más alto del país se encuentra a 4,5 metros sobre el nivel del mar, siete islas crecieron en una media superior al tres por ciento.

Las islas del Pacífico Sur, a diferencia de las de la costa este de Estados Unidos, están formadas con sedimentos de los arrecifes de corales que las rodean.

Al aumentar el nivel del mar en fenómenos extremos como el cambio climático, las olas remueven los sedimentos coralinos y cambian la forma de la isla.

En 1972, el ciclón “Bebe” visitó Tuvalu y depositó 140 hectáreas de estos sedimentos en el arrecife oriental, que aumentaron en un 10 por ciento la superficie de la isla.

El estudio no descarta que el cambio climático pueda constituir un peligro para la vida en estas islas, porque igual pierden las fuentes de agua potable o se vuelven inhabitables.

Kench explicó que los habitantes de las Islas Carteret, en Papúa Nueva Guinea, tuvieron que trasladarse a principios de este año porque la subida del nivel del mar cambió la forma de las islas y las hizo inhabitables.

El científico Barry Brook, de la Universidad de Adelaida, declaró a la radio australiana ABC que el trabajo presenta un resultado inesperado.

"Obviamente los niveles del mar están subiendo, pienso que (el documento) sugiere que tenemos a corto plazo más tiempo para actuar de lo que anticipábamos. El problema es que el aumento del nivel del mar se acelere,” indicó Brook.

La científica Naomi Thirobaux, de Kiribati, quien basó su doctorado en la forma de las islas del Pacífico, opinó que no hay que bajar la guardia con el cambio climático y restar importancia a la erosión y los desplazamientos de las poblaciones.

El estudio de Webb y Kench indica que si bien las islas responden bien en general, la aceleración del aumento del nivel del mar puede destruir la reconstrucción que hace la Naturaleza con los sedimentos coralinos.

Los científicos son incapaces por el momento de calcular con rigor la velocidad con que subirán los niveles de los mares en las próximas décadas y aún les resulta más difícil precisar con qué rapidez se regeneran estas islas, en particular Tuvalu, Kiribati y los Estados Federados de Micronesia, las más amenazadas.

Fuente: EFE y Diario La Segunda. 03 de Junio de 2010.

martes, 1 de junio de 2010

Fósil de ballena reafirma teoría de que hubo mar a 170 kilómetros de Buenos Aires

Reconstruucción de una ballena de hace 7000 años.


El hallazgo del fósil de una ballena de unos 7000 años de antigüedad a 170 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires reafirma la teoría de los paleontólogos de que existió mar en esa región.

El director del Museo Paleontológico de la ciudad de San Pedro (al norte de Argentina), José Luis Aguilar, explicó hoy a Efe que entre 5000 y 7000 años atrás se produjo un aumento global de la temperatura lo que dio lugar a una subida del nivel del agua que afectó a la provincia de Buenos Aires. Según Aguilar, Buenos Aires "se vio invadida por algunas lenguas de mar".

Las seis piezas encontradas (fragmentos del cráneo, partes de una costilla, un trozo de la mandíbula y una falange completa) forman parte de la estructura ósea de una ballena (Balaenóptera Physalus) que se calcula midió 20 metros de longitud.

El hallazgo fue llevado a cabo por Carlos Boari, un contratista de excavaciones, cuando realizaba perforaciones con su maquinaria para construir un canal de riego artificial y que al encontrar los restos siguió indagando antes de acercarse al museo, pero no tuvo éxito.

Según la impresión de Aguilar, el cetáceo habría entrado por el estuario del río Paraná y se habría quedado varado en ese sector bajo del municipio de San Pedro.

"Este descubrimiento viene a respaldar la teoría de que el volumen del nivel del mar en esta zona, que en la actualidad está ubicada a 200 kilómetros del litoral marítimo, era importante", afirmó el paleontólogo.

Fuente: EFE y Diario La Tercera. 24 de Julio de 2007.