lunes, 20 de junio de 2011

Antepasado humano enfrentó la amenaza de los dientes de sable


El antepasado más antiguo conocido por la humanidad probablemente vivía bajo el temor de grandes criaturas conocidas como dientes de sable que vagaban por su mismo hábitat antiguo en África.

Paleontólogos identificaron dos nuevas especies de los felinos dientes de sable entre fósiles desenterrados en Toros Menalla, en Chad.

En 2001, un equipo desenterró en el país centroafricano los restos de una especie de homínido extinto, una criatura similar a los humanos y de siete millones de años, conocida como “Toumaï” (Sahelanthropus tchadensis).

Expertos afirman que el Toumaï es el homínido más antiguo conocido por la ciencia.

El cráneo fósil del Toumaï (que significa “esperanza de la vida” en la lengua local Dazaga de Chad) fue encontrado en el desierto de Djurab por un equipo liderado por Michael Brunet, de la Universidad de Poitiers, Francia.

La posición de un orificio mayor situado en la parte inferior del cráneo, llamada foramen magnum, sugiere que el Toumaï caminaba erguido, una marca importante del linaje humano.

El tallo cerebral entra y sale del cráneo a través de este orificio. En grandes primates, se sitúa más hacia la parte posterior del cráneo; pero en los homínidos -incluyendo el Toumaï- está más hacia la parte anterior del cráneo.

Tras divulgarse su hallazgo en las páginas de la publicación científica Nature en 2002, el fósil causó sensación en todo el mundo.

Sin embargo, la interpretación del Toumaï como un pariente humano es controvertida. El cráneo estaba distorsionado y, si es que existen otras partes del esqueleto, ninguna de prueba de ello ha sido publicada en la literatura científica. También es más antiguo que la fecha en que la genética señala que los linajes de los humanos y los chimpancés divergieron.


Terreno de predadores

En cualquier caso, los paleontólogos han estado muy ocupados estudiando el abundante material fósil descubierto en el sitio, construyendo progresivamente una imagen del entorno en el que Sahelanthropus tchadensisse desenvolvía.

En el Mioceno tardío, esta zona de Chad debe haber tenido un lago ya que los paleontólogos han encontrado restos fósiles de peces, anfibios y cocodrilos.

Investigadores hallaron restos fosilizados de una gran variedad de mamíferos carnívoros en Toros Menalla.

Terminar en las mandíbulas afiladas de un depredador debe haber sido una amenaza siempre presente tanto para primates como para el Toumaï.

Paleontólogos ya habían informado sobre el hallazgo de restos de un gran diente de sable en Toros Menalla, conocido como Machairodus kabir, que pesaba entre 350 y 490kg.

En la revista Comptes Rendus Palevol, Louis de Bonis de la Universidad de Poitiers y sus colegas añadieron dos nuevas especies de dientes de sable a la creciente lista de animales carnívoros que acechaba esta región de África Central a fines del Mioceno.

Los grandes restos de estos felinos fueron desenterrados durante recientes expediciones de campo y han sido identificados como especies nuevas que pertenecen al género Lokotunjailurus y al género Megantereon.


Bosque refugio

Patrick Vignaud, director del Instituto de Paleoprimatología y Paleontología Humana de la Universidad de Poitiers, le dijo a la BBC que los dientes de sable eran casi del mismo tamaño que los leones de hoy.

“Con nuestra información actual, no sabemos con precisión cuáles fueron las interacciones entre un primate y un carnívoro grande; pero, probablemente, estas interacciones no fueron tan amistosas”, añadió el profesor Vignaud. “Los dientes de sable cazaban todo tipo de mamíferos: bóvidos, équidos y primates... Las interacciones también fueron más 'psicológicas', ejercían presión sobre presas potenciales. No podemos probarlo, pero probablemente es importante porque en ese caso los primates tenían que vivir cerca de ambientes cerrados como bosques en galería”, señaló a la BBC.

Aunque los primates antiguos como el Sahelanthropus tchadensis pudieron haberse apartado de los dientes de sable, también pudieron haber dependido de estos grandes carnívoros, y de otros más, para su supervivencia. Los dientes de sable habrían cazado grandes mamíferos herbívoros y probablemente dejaron suficiente carne en sus presas para los carroñeros, como el Hyaenictherium, y tal vez incluso primates como el Sahelanthropus. Algunos investigadores han propuesto que el Toumaï está más estrechamente relacionado con los chimpancés o gorilas.

Incluso si este fuera el caso, el descubrimiento sería de gran importancia, ya que prácticamente no hay antepasados fósiles de estos grandes primates conocidos en África.

Fuente: terra.com - AP. 3 de Enero de 2011.

Arqueólogos descubren fósil de dientes de sable vegetariano

Esta fotografía distribuida por el periódico Science muestra el esqueleto fosilizado de un Tiarajudens eccentricus. Los científicos descubrieron que esta especie se alimentaba de hierbas, pese a estar provisto de dientes en forma de sable.


Varios científicos se mostraron sorprendidos al descubrir los restos de un animal colmillos de sable, que era vegetariano.

Los investigadores reportaron que la especie, que se alimentaba de hojas, vivió hace 260 millones de años, en lo que es actualmente el territorio de Brasil. Tenía el tamaño aproximado de un perro grande y colmillos caninos de 5 pulgadas (13 centímetros) de longitud.

El equipo investigador destacó que los dientes caninos en forma de sable son un rasgo inesperado en un animal herbívoro. Señalan que los enormes colmillos podrían haber servido para pelear con otros animales en pos de territorio, alimentos o hembras, tal como ocurre con el venado almizclero moderno, que también posee un par de largos dientes parecidos a colmillos, de acuerdo con un mensaje enviado por correo electrónico por el líder de la investigación, Juan Carlos Cisneros, de la Universidad de Piaui en el noreste del Brasil.

Estas situaciones son sumamente importantes para la supervivencia de un individuo y para el éxito de la especie, señaló Cisneros, quien destacó que hallar animales de este tipo nos demuestra cómo la naturaleza es extremadamente creativa para generar soluciones a las diferentes tareas de la vida.

Además de sus colmillos tipo sable, la criatura recién descubierta y llamada Tiarajudens eccentricus también tenía hileras de dientes en el paladar para mascar, indicaron los investigadores. La quijada inferior estaba incompleta, pero esperaban que tuviera hileras similares de dientes.

El Tiarajudens fue parte de un grupo de animales conocidos como anomodontes, que en ocasiones han sido descritos como
reptiles parecidos a mamíferos y fue el principal comedor de plantas de su tiempo.

Los investigadores reportaron el descubrimiento en la edición de la revista Science, correspondiente al viernes.

Este hallazgo ofrece nuevos puntos de vista en torno a las diferencias dentales tempranas en esos antiguos animales y la evolución del consumo de plantas así como sus complejas interacciones sociales, según comentó Joerg Froesbich, de la Universidad Humboldt en Berlín, quien no formó parte del equipo de investigación encabezado por Cisneros.

El desarrollo de los dientes de sable es muy poco común entre los animales herbívoros, dijo Froebisch, quien consideró los caninos en el anomodonte brasileño como
extraordinarios.

Froesbich señaló que el animal parece pertenecer a un grupo nuevo y poco conocido de anomodontes que vivieron en el antiguo supercontinente del sur que ahora se conoce como Pangea.

Antes de que la separación formara los continentes actuales, la Pangea integraba lo que hoy es la Antártida, Sudamérica, Africa, Madagascar y Australia.

Randolf E. Schimd.

Fuente: AP - terra.com 24 de Marzo de 2011.

Apariencia del Tiarajudens eccentricus.