Uno de los restos fósiles descubiertos en cerro Guido, en el extremo sur de Chile.
En cerro Guido, cercano a Torres del Paine. Se trata de una cama de huesos o bonebed con cientos de fragmentos.
Un equipo de expertos chilenos, liderados por el paleobotánico Marcelo Leppe, del Instituto Antártico Chileno (Inach), descubrió el mayor yacimiento de fósiles de dinosaurios de Chile, en cerro Guido, cercano al Parque Nacional Torres del Paine (Magallanes) y a más de 120 km de Puerto Natales. La cama de huesos o “bonebed”, tiene cientos de fragmentos de fósiles de hadrosaurio -una especie de dinosaurio endémico de América- y otras especies que deben ser identificadas.
“Encontramos diferentes ejemplares de la familia de los ornitópodos. Se trata de varios ejemplares, de varias especies y distintos tamaños. Son los ornitópodos más australes encontrados hasta ahora, y los dinosaurios más australes hallados en Chile”, dice David Rubilar, paleontólogo del Museo Nacional de Historia Natural, y parte de la investigación.
Aunque por ahora es imposible precisar el número y las especies halladas en el lugar, el paleontólogo afirma que hay al menos un hadrosaurio y un iguanodonte.
Un equipo de expertos chilenos, liderados por el paleobotánico Marcelo Leppe, del Instituto Antártico Chileno (Inach), descubrió el mayor yacimiento de fósiles de dinosaurios de Chile, en cerro Guido, cercano al Parque Nacional Torres del Paine (Magallanes) y a más de 120 km de Puerto Natales. La cama de huesos o “bonebed”, tiene cientos de fragmentos de fósiles de hadrosaurio -una especie de dinosaurio endémico de América- y otras especies que deben ser identificadas.
“Encontramos diferentes ejemplares de la familia de los ornitópodos. Se trata de varios ejemplares, de varias especies y distintos tamaños. Son los ornitópodos más australes encontrados hasta ahora, y los dinosaurios más australes hallados en Chile”, dice David Rubilar, paleontólogo del Museo Nacional de Historia Natural, y parte de la investigación.
Aunque por ahora es imposible precisar el número y las especies halladas en el lugar, el paleontólogo afirma que hay al menos un hadrosaurio y un iguanodonte.
En una presentación realizada en la sede de Fundación Imagen de Chile, Leppe explicó que en el lugar, además se encontraron 34 hojas de Nothofagus, género de árboles (como el coigüe, lenga y el ruil) que aún se encuentran en la Patagonia y Nueva Zelanda, y que prueban que la parte sur del continente alguna vez estuvo unida a la Antártica y Australia, y que este permitió la distribución de especies de un lugar a otro.
Las hojas fosilizadas tienen al menos 66 millones de años y son las primeras pertenecientes a la era de los dinosaurios. “Nunca se habían encontrado hojas de esta especie antes de los 50 millones de años, ni menos en la misma época en que estuvieron presentes en Antártica (80 millones de años)”, dijo Leppe.
Su hipótesis es que Nothofagus llegó desde la Antártica a Chile a través del viento y gracias a un puente que unía ambos lugares hace 66 millones de años. Las especies de Nothafagus -diez en Chile- llegaron a dominar el paisaje natural hasta el presente. Sin embargo, el paleobotánico advirtió que el ruil (Nothafagus alessandri), un verdadero fósil viviente está en peligro de desaparecer.
Hoja de Nothofagus fosilizada.
Cómo eran los hadrosaurios
Llamados también dinosaurios de pico de pato, eran herbívoros que tenían más de dos mil dientes en la boca, organizados en grandes placas, que molían y picaban el alimento antes de tragarlo.
Tenían cuatro patas, pero eran bípedos facultativos, es decir podían descansar sobre sus patas traseras para alimentarse o correr. Medían entre 8 y 9 metros de largo y llegaban a los 3 o 4 metros de altura.
Anidaban en grupo y tenían la punta del hocico transformada en un pico ancho -como la de los patos- y sin dientes, cubierto de un cuerpo con queratina.