jueves, 14 de agosto de 2014

Investigadores descubrieron marcas de utensilios de cocina, dientes y rastros de cocción en huesos de palomas de las rocas en la cueva de Gorham, en Gibraltar


París.- Nuestro primo el hombre de Neandertal capturaba probablemente palomas para alimentarse, según investigadores que descubrieron marcas de utensilios de cocina, dientes y rastros de cocción en huesos de paloma hallados en una caverna del peñón de Gibraltar.

Los antropólogos estudiaron la cueva de Gorham, situada en un escarpado acantilado frente al Mediterráneo, donde se refugiaban muchos Homo neanderthalensis, una especie de humano que habitó Europa hasta hace unos 28.000 años, antes de extinguirse.

En total hallaron más de 17.000 huesos de paloma de las rocas, antepasado salvaje de nuestra paloma doméstica (Columba livia), repartidos en veinte sitios de ocupación en la gruta (19 de neandertales, uno de humanos modernos).

“Descubrimos las pruebas de intervención humana en esas osamentas de paloma en once sitios de neandertales” al igual que los ocupados por humanos modernos (homo sapiens).

La proporción de huesos que presentan cortes practicados por utensilios es relativamente reducida pero los investigadores destacan que “el tamaño de las presas dispensaba a los neandertales de la utilización de tales utensilios para consumirlas”.

“Tras despellejar o desplumar al pájaro, recurrir a manos y dientes era la mejor forma de desprender la carne y la grasa de los huesos. Prueba de ello son las marcas de dientes que se observaron en algunos huesos de paloma” (una quincena), escriben los arqueólogos en su estudio, publicado por la revista Nature Scientific Reports.

En más del 10% de los casos, los huesos presentan también indicios de quemaduras y de cocción.

“Nuestros resultados demuestran sin ninguna duda que los neandertales y más tarde los humanos modernos consumían palomas de las rocas”, un fenómeno que no constituye un caso aislado y que se prolongó durante un período muy largo, afirman los autores.

Los neandertales que se refugiaban en la gruta pudieron de esa forma aprovechar la presencia de palomas que anidaban en los acantilados para atraparlas con las manos, estiman.

La paloma salvaje habría constituido una “fuente estable de alimentación en el entorno rocoso de Gibraltar, pero también en otras regiones habitadas por el hombre de Neandertal”.

Fuente: AFP. 7 de Agosto de 2014.