jueves, 4 de agosto de 2011

El mono que salió de África y volvió ʽhecho un hombreʼ


Durante casi un siglo, los libros de texto han contado una historia épica. Tras millones de años de evolución, la vida en la Tierra habría desembocado, en una de sus ramas, en el Homo erectus, un ser humano con un cerebro suficientemente desarrollado como para armarse con un arsenal de piedras para salir, por fin, de África, la supuesta cuna de la humanidad.

El erectus habría sido el José Antonio Labordeta de la evolución humana, el viajero que colonizó el mundo, que puso un continente, Eurasia, en su mochila y dio lugar a otras especies humanas. Entre ellas, por qué no, el Homo sapiens: usted.

Esta epopeya, repetida como un mantra, era mentira. Un agujero vertical en la tierra, una cata en el melón del yacimiento de Dmanisi (Georgia), ha destapado un conjunto de piedras trabajadas, inequívocamente por humanos, hace 1,85 millones de años. El descubrimiento, que se publica en la revista PNAS, convierte en 80.000 años más viejos a los habitantes de Dmanisi, cuyos primeros fósiles fueron hallados en 1991 y estaban datados en 1,77 millones de años.

El salto hacia atrás en el tiempo no es baladí. Aquellos humanos, clasificados como Homo georgicus, vivían en lo que hoy es el Cáucaso antes de que los Homo erectus salieran de África. De nuevo, hay que reescribir la evolución humana. Para el paleontólogo Jordi Agustí, uno de los autores del hallazgo, se veía venir. “Hace entre 1,8 y 1,7 millones de años, las condiciones climáticas no eran muy buenas. Hacía mucho frío en el norte y había sequía en las bajas latitudes. No era el mejor momento para atravesar zonas desérticas, para salir de África”, explica.


“Ahora queda claro”

La fuga hacia Asia tuvo que producirse antes, hace alrededor de dos millones de años. Y debió de tener otro protagonista: el Homo habilis, un ser mucho más torpe que el erectus. Tan zote que en los últimos años buena parte de la comunidad científica ha querido descabalgarlo del género Homo, del que sólo quedamos vivos los humanos modernos, y clasificarlo como australopiteco, casi como si fueran monos.

Con las piezas que hay ahora sobre la mesa, el puzle de la evolución humana ofrecería esta imagen: el Homo habilis (o Australopithecus habilis) habría salido hace unos dos millones de años de África y ya en Asia habría dado lugar al Homo georgicus, que habría desembocado en el Homo erectus, que a su vez habría vuelto a África rebautizado como Homo ergaster, hace 1,6 millones de años, según detalla Agustí. Los primeros fósiles desenterrados en Dmanisi ya apuntaban a este recorrido por el planeta. “Ahora queda claro”, asegura Agustí, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social.

La otra posibilidad, argumenta el investigador catalán, es mucho más difícil de sostener. La comunidad científica acepta que Homo erectus, en Asia, y Homo ergaster, en África, eran la misma especie. Si la hipótesis del Homo georgicus se desmorona, el Homo habilis tendría que haber dado lugar, de manera independiente, al ergaster en África y al erectus en Asia. En la evolución, este salto vendría a ser como un triple mortal con tirabuzón.


Bajo las bombas

La paleoantropóloga María Martinón-Torres, que no ha participado en este estudio, ve en el nuevo hallazgo un empujón a una hipótesis que se resiste a calar en la comunidad científica: que el ser humano, el género Homo, no surgió en África, sino en Eurasia. “Los Homo georgicus tienen todas las características cronológicas, morfológicas y geográficas para dar lugar a todas las demás especies del género Homo que se conocen”, afirma con rotundidad. Según este relato, el habilis habría salido de África como un mono y habría vuelto hecho un hombre.

Martinón-Torres, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos, lleva desde 2002 participando en las excavaciones de Dmanisi. En 2008 tuvo que abandonar el país a la carrera cuando Rusia comenzó a bombardearlo. A su juicio, los restos hallados en aquella encrucijada entre Europa, Asia y África representan al principal candidato a primer representante del género Homo, al primer humano. David Lordkipanidze, el jefe de las excavaciones y coordinador del nuevo estudio, es más escéptico. “No es descartable, pero hacen falta más pruebas”, señala.

Según Martinón-Torres, no obstante, las piezas encajarían ahora perfectamente. Los Australopithecus habilis, hace dos millones de años, ya comían carne. El abandono de una dieta basada en frutos habría sido trascendental. El enrevesado estómago, adaptado a digestiones complicadas como puede ocurrir hoy con las vacas, se reduce y se optimiza. El cerebro empieza a desarrollarse con la energía sobrante. Y aún más importante: “Al hacernos carnívoros nos hacemos libres. Nuestro alimento se mueve, no está quieto. Y nosotros también nos podemos mover”, añade la paleoantropóloga, miembro del equipo que rastrea los yacimientos burgaleses de Atapuerca. El australopiteco, libre, habría echado a andar fuera de África. Y, por el camino, dio lugar al Homo georgicus y este a todas las demás especies conocidas. "Es lo mismo que defendemos con el Homo antecessor de Atapuerca, que no se originó en África, sino en Eurasia", remacha Martinón-Torres.


Una fábrica de especies

Jordi Agustí asiente. “El Homo georgicus es, por lo menos, el primer representante del género Homo reconocible”, aclara. Aquellos seres que apenas levantaban metro y medio del suelo, con sólo 600 centímetros cúbicos de capacidad craneal frente a los 1.400 de los humanos actuales, serían los tatarabuelos de todos los demás. “Conocemos muy mal el esqueleto del Homo habilis, pero con lo que sabemos podemos decir que era más parecido a los australopitecinos”, destaca Agustí. Aquellos brazos eran desproporcionadamente largos como para ser humanos, según muchos investigadores.

Este verano, la cata en la que han aparecido los útiles de piedra se convertirá en una excavación en toda regla. Allí pueden aparecer algunas de las pruebas que reclama Lord-kipanidze. “Si hemos encontrado la industria lítica, deberían de aparecer también los fósiles”, barrunta Agustí. Bajo el suelo de Dmanisi están las evidencias de que Eurasia fue, quizá antes que África, una fábrica de especies humanas.


“Los georgicus eran como hienas”

El principal candidato a primer representante del género Homo era un animal carroñero. “Los Homo georgicus se alimentaban de presas abatidas por otros. Eran como hienas”, subraya Jordi Agustí, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social. Pese a su reducida capacidad craneal, 600 centímetros cúbicos frente a los aproximadamente 1.400 de los humanos modernos, los investigadores han descrito comportamientos muy humanos en esta especie, que habría vivido en la actual Georgia hace 1,8 millones de años. En el yacimiento de Dmanisi se encontró una mandíbula de un individuo desdentado. De alguna manera, aquel Homo georgicus sobrevivió durante meses sin una de sus principales armas en el mundo: sus dientes. Paleoantropólogos como Agustí y Martinón-Torres ven aquí un más que posible “comportamiento solidario”. Para Agustí, aquel desafortunado desdentado “tuvo que ser alimentado por el grupo” para salir adelante.

Manuel Ansede.

Fuente: Diario Público. 7 de Junio de 2011.

¿El hombre aprendió a andar en la selva o en la sabana?


París.- El antepasado del hombre ¿comenzó a caminar en dos patas para adaptarse a las altas hierbas de la sabana? Para esclarecer este debate sobre la evolución, que enfrenta a los especialistas, un equipo de investigadores ha estudiado la vegetación africana de siete millones de años.

La teoría dominante durante mucho tiempo decía que África del Este, cuna de los ancestros del hombre moderno, había estado cubierta de bosques tropicales durante millones de años, hasta que comenzaron a ceder terreno a la sabana hace ahora unos cinco millones de años.

De ahí la “teoría de la sabana”, de 1925, que explica como ciertos “homínidos” -ancestros del australopithecus, del hombre moderno, de los chimpancés y de los gorilas- se adaptaron a este nuevo ambiente irguiéndose y convirtiéndose en bípedos.

En ese mismo momento, habrían desarrollado su cerebro y otras características que hicieron de ellos los actuales humanos.

Pero esta teoría clásica ha sido puesta en entredicho últimamente. Unos científicos han demostrado que ya existían zonas desérticas antes de la transición a la sabana, al tiempo que zonas boscosas se prolongaron durante mucho tiempo en aquella región.

El debate entre especialistas es tan encarnizado que el mismo término “sabana” puede definir desde una región semidesértica a una zona forestal, según el caso.

Un equipo de geólogos y de biólogos ha decidido poner en orden esta cuestión estudiando, gracias a las diferentes formas de carbono dejadas por las plantas en los sedimentos, la evolución de la capa vegetal en las dos regiones del este de África más ricas en fósiles homínidos: el valle del Awash, donde Yves Coppens descubrió los restos del australopithecus Lucy, y la cuenca del Omo Turkana, ambos en Etiopía.


Otros enigmas

Los resultados, publicados el miércoles por la revista Nature, “muestran que espacios abiertos existieron, de manera ininterrumpida, durante los últimos seis millones de años en las regiones del este de África donde se hallaron los fósiles protohumanos más significativos”, resume el profesor de la Universidad de Utah (en Estados Unidos) Thure Cerling.

Más precisamente, la capa vegetal no sobrepasaba el 40% en la inmensa mayoría de las zonas del Awash y del Omo Turkana. “En algunos momentos, (la capa) tenía más maleza y en otros momentos tenía menos”, pero se trataba esencialmente de “praderas”, en otras palabras, “sabanas”, estima Cerling, autor principal el estudio.

Con estos datos, la “teoría de la sabana” continuaría siendo válida, pero el estudio revela otros enigmas, según un comentario separado de Craig Feibel, especialista en geología y paleontología de la Universidad Rutgers (en Estados Unidos).

“Mientras que las criaturas que algunos consideran los más ancianos bípedos predominaban en hábitats abiertos, un bípedo más reciente, el australopithecus, se desarrolló en hábitats boscosos”, indicó.

Hay en curso investigaciones para tratar de “cruzar” estos datos ecológicos con los conocimientos disponibles sobre los fósiles para conocer mejor la repartición espacial y los hábitos de vida de nuestros ancestros entre estos diferentes medios “abiertos” y “cubiertos”.

“La mayoría de los fósiles descubiertos han sido hallados allá donde el individuo murió o en el lugar donde sus huesos fueron transportados, pero no necesariamente donde vivió”, apunta Feibel.

Fuente: Diario La Segunda – AFP. 3 de Agosto de 2011.

Los neandertales trajeron el fuego a Europa


El dominio del fuego en Europa ya lo habían demostrado varios antiguos asentamientos en Reino Unido y Alemania y ahora lo confirma la revisión más completa de los datos existentes en 141 yacimientos del continente. El trabajo, publicado en PNAS, apunta que la aparición de hogueras en Europa, hace hasta 400.000 años, coincide con la aparición del linaje neandertal, a quien los autores atribuyen el dominio del fuego en el continente. Los resultados también implican que los ancestros de esta especie que habitaron Europa hace más de un millón de años y entre los que se encuentra el hombre de Atapuerca, colonizaron el continente sin saber hacer fuego.

“La fabricación de herramientas de piedra y el control del fuego son los dos momentos más importantes de la evolución de los primeros humanos”, señala el trabajo, firmado por Paola Villa, de la Universidad de Colorado (EE.UU.) y Wil Roebroeks, de la Universidad de Leiden (Países Bajos). Sin embargo, la importancia del momento no está acompañada de datos concluyentes que permitan detallar cómo sucedió aquel dominio.

Villa y Roebroeks han recopilado información de 141 yacimientos europeos, 16 de ellos en España, que datan de entre hace 1,2 millones de años y 35.000 años. La primera fecha corresponde a los restos de los Homo antecessor que vivieron en la sierra de Atapuerca (en Burgos), una población a la que se considera como los primeros europeos. El segundo está muy cercano a la fecha en la que se extinguieron los neandertales, por razones aún desconocidas.

Atapuerca y Orce

Los dos autores han repasado los restos de hogueras (carbón, piedras o huesos quemados, herramientas fabricadas al fuego, sedimentos que fueron calentados a altas temperaturas...) en cada uno de los yacimientos y han determinado en cuáles se dan pruebas “sólidas” de intervención humana. “Se trata del trabajo más completo de este tipo hecho hasta la fecha, no existe una base de datos igual”, señala Villa.

De los 19 yacimientos anteriores a unos 400.000 años, no hay rastro de fuego en ninguno. Esto incluye Atapuerca y también Orce, en Granada, donde hay presencia humana en forma de herramientas líticas. También entra en la lista Happisburgh, en Reino Unido, donde el año pasado se hallaron herramientas hechas posiblemente por poblaciones de antecesor y que, por ahora, constituyen el asentamiento humano más al norte que se conoce de aquella época.

Si aquellos colonizadores disfrutaron del fuego, lo hicieron de forma casual, robando llamas de rescoldos dejados por incendios. “El trabajo nos recuerda que el dominio del fuego en Europa fue tardío”, señala Antonio Rosas, investigador del CSIC que estudia los restos neandertales de El Sidrón, en Asturias, donde tampoco se han hallado restos de hogueras. “El norte del planeta se ocupó sin fuego y hubo casi 1,5 millones de años de evolución humana sin hogueras”, recuerda.

A falta de más datos, se piensa que aquellos homínidos se adentraban en zonas cada vez más al norte aprovechando épocas de temperaturas altas. Cuando el frío volvía a apoderarse el norte, los grupos quedaban atrapados en el frío y perecían.

Justo a partir de los 400.000 años comienzan a aparecer en Europa signos claros de hogueras humanas que se hacen cada vez más comunes a menudo que pasa el tiempo. Aunque la razón de ese boom del fuego se desconoce, Villa apunta una respuesta. La fecha "coincide" con la aparición del neandertal en Europa donde ya habitaban el antecessor y el Homo heidelbergensis, como atestigua el cráneo neandertal más antiguo que se conoce, en Swanscombe, Reino Unido, “de unos 400.000 años” según Villa. “El dominio del fuego pudo deberse a la llegada de esta especie”, opina Villa.

Su revisión habla de casos en los que los neandertales muestran un control de las llamas muy similar al del sapiens, incluido el desarrollo de una especie de pegamento para adherir hojas de piedra afiladas a mangos de madera, o el hallazgo en una hoguera neandertal de un tipo de carbón que sólo se daba a unos ocho kilómetros de donde se hizo el fuego. “Los neandertales no estaban esperando a que cayese un rayo para aprovechar el fuego”, asegura la autora.

“Hasta ahora no había un trabajo que repasase la situación general como este”, explica Robert Sala, profesor de la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona) y director de las excavaciones en Orce, quien sin embargo pone pegas a las conclusiones de Villa. “Los heidelbergensis y los neandertales apenas mostraban diferencias”, lo que no apoya una supuesta ventaja fisiológica de los neandertales a la hora de domesticar el fuego.

Nuño Domínguez.

Fuente: Diario Público. 15 de Marzo de 2011.

El caminar humano nació hace 4 millones de años


La forma de caminar de los humanos modernos comenzó hace casi cuatro millones de años, según afirma un estudio.

Las huellas prehistóricas del yacimiento de Laetoli (Tanzania) han servido a los investigadores para demostrar que los homínidos que poblaban la región hace 3,7 millones de años, los Australopithecus afarensis, caminaban de forma más parecida a cualquier persona de la actualidad que a los primates bípedos, como chimpancés o gorilas.

Las marcas de Laetoli son las huellas de ancestros humanos más antiguas que se conocen, conservadas en barro gracias a las cenizas volcánicas. Pero el desgaste sufrido con el paso del tiempo las ha deformado, lo que ha generado varios debates dentro de la comunidad científica sobre la manera de caminar de sus creadores.

Pese a que los homínidos comenzaron a andar sobre dos extremidades hace seis millones de años, algunos investigadores sostienen que la forma humana de andar, con el cuerpo erguido e impulsado sobre la parte delantera de los pies, comenzó con el Homo erectus hace 1,9 millones de años.

“Antes se pensaba que el Australopithecus caminaba encorvado y se impulsaba con la parte media del pie, como los grandes simios de hoy en día”, explica Robin Crompton, uno de los autores del estudio. "Sin embargo", prosigue el investigador, “las huellas de Laetoli implican una forma de caminar erguida y con la parte delantera del pie, muy parecida a los humanos de hoy”.

El estudio, que ha utilizado simulaciones por ordenador para predecir la forma de las pisadas de los australopitecos, ha sido publicado por la Royal Society de Londres.

Fuente: Diario Público. 20 de Julio de 2011.

Encuentran cráneo de simio de 20 millones de años en Uganda


Kampala.- Científicos ugandeses y franceses descubrieron un fósil de un cráneo de un simio trepador de árboles de alrededor de 20 millones de años en la región Karamoja de Uganda, dijo el martes el equipo.

Los científicos descubrieron los restos el 18 de julio mientras buscaban fósiles en los vestigios de un extinto volcán en Karamoja, una región semi-árida en el noreste de Uganda.

“Esta es la primera vez que el cráneo completo de un simio de su edad ha sido encontrado. Es un fósil altamente importante”, dijo Martin Pickford, un paleontólogo del College de France en París, en una conferencia de prensa.

Pickford dijo que estudios preliminares del fósil mostraron que el herbívoro trepador de árboles, de aproximadamente 10 años cuando murió, tenía una cabeza del tamaño de un chimpancé pero el cerebro del tamaño de un babuino, un simio más grande.

Bridgette Senut, profesora en el Museo Nacional de Historia Natural, dijo que los restos serían llevados a París para ser analizados con rayos x y documentados antes de ser devueltos a Uganda.

“Será limpiado en Francia, será preparado en Francia y luego en un plazo de alrededor de un año se devolverá al país”, afirmó Senut.

El subsecretario de Turismo, Vida Silvestre y Patrimonio de Uganda dijo que el cráneo era un primo remoto del Simio Fósil Homínido.

Fuente: Diario La Segunda - Reuters. 2 de Agosto de 2011.

martes, 2 de agosto de 2011

Encuentran un fémur humano de 500 mil años de antigüedad en España


El hallazgo se produjo en el yacimiento conocido como Sima de los huesos, en Atapuerca.

Expertos españoles encontraron un fémur humano de medio millón de años de antigüedad, así como restos de cráneo, costilla y un diente, en una excavación realizada en la sierra de Atapuerca, próxima a la ciudad de Burgos.

Según afirmó hoy Juan Luis Arsuaga, uno de los responsables del yacimiento conocido como Sima de los Huesos, los restos pertenecen a un Homo heidelbergensis y son de gran interés porque aportarán una información muy útil acerca de la estatura de dichos homínidos.

El Homo heidelbergensis surgió hace más de 500.000 años y vivió hasta hace unos 250.000, y se le llama así porque sus primeros restos fueron encontrados en las proximidades de la ciudad alemana de Heidelberg. Eran individuos de gran estatura, de hasta 1,80 metros, y peso, llegando a superar los 100 kilogramos.

En el yacimiento, además de restos humanos, se han detectado huesos de oso, entre ellos un cráneo muy completo, así como de otros carnívoros.

En las últimas tres décadas se han encontrado en Sima de los Huesos más de 5.000 fósiles, pertenecientes a 30 individuos diferentes de Homo heidelbergensis.

Fuente: Diario La Tercera – DPA. 27 de Julio de 2011.