jueves, 4 de agosto de 2011

¿El hombre aprendió a andar en la selva o en la sabana?


París.- El antepasado del hombre ¿comenzó a caminar en dos patas para adaptarse a las altas hierbas de la sabana? Para esclarecer este debate sobre la evolución, que enfrenta a los especialistas, un equipo de investigadores ha estudiado la vegetación africana de siete millones de años.

La teoría dominante durante mucho tiempo decía que África del Este, cuna de los ancestros del hombre moderno, había estado cubierta de bosques tropicales durante millones de años, hasta que comenzaron a ceder terreno a la sabana hace ahora unos cinco millones de años.

De ahí la “teoría de la sabana”, de 1925, que explica como ciertos “homínidos” -ancestros del australopithecus, del hombre moderno, de los chimpancés y de los gorilas- se adaptaron a este nuevo ambiente irguiéndose y convirtiéndose en bípedos.

En ese mismo momento, habrían desarrollado su cerebro y otras características que hicieron de ellos los actuales humanos.

Pero esta teoría clásica ha sido puesta en entredicho últimamente. Unos científicos han demostrado que ya existían zonas desérticas antes de la transición a la sabana, al tiempo que zonas boscosas se prolongaron durante mucho tiempo en aquella región.

El debate entre especialistas es tan encarnizado que el mismo término “sabana” puede definir desde una región semidesértica a una zona forestal, según el caso.

Un equipo de geólogos y de biólogos ha decidido poner en orden esta cuestión estudiando, gracias a las diferentes formas de carbono dejadas por las plantas en los sedimentos, la evolución de la capa vegetal en las dos regiones del este de África más ricas en fósiles homínidos: el valle del Awash, donde Yves Coppens descubrió los restos del australopithecus Lucy, y la cuenca del Omo Turkana, ambos en Etiopía.


Otros enigmas

Los resultados, publicados el miércoles por la revista Nature, “muestran que espacios abiertos existieron, de manera ininterrumpida, durante los últimos seis millones de años en las regiones del este de África donde se hallaron los fósiles protohumanos más significativos”, resume el profesor de la Universidad de Utah (en Estados Unidos) Thure Cerling.

Más precisamente, la capa vegetal no sobrepasaba el 40% en la inmensa mayoría de las zonas del Awash y del Omo Turkana. “En algunos momentos, (la capa) tenía más maleza y en otros momentos tenía menos”, pero se trataba esencialmente de “praderas”, en otras palabras, “sabanas”, estima Cerling, autor principal el estudio.

Con estos datos, la “teoría de la sabana” continuaría siendo válida, pero el estudio revela otros enigmas, según un comentario separado de Craig Feibel, especialista en geología y paleontología de la Universidad Rutgers (en Estados Unidos).

“Mientras que las criaturas que algunos consideran los más ancianos bípedos predominaban en hábitats abiertos, un bípedo más reciente, el australopithecus, se desarrolló en hábitats boscosos”, indicó.

Hay en curso investigaciones para tratar de “cruzar” estos datos ecológicos con los conocimientos disponibles sobre los fósiles para conocer mejor la repartición espacial y los hábitos de vida de nuestros ancestros entre estos diferentes medios “abiertos” y “cubiertos”.

“La mayoría de los fósiles descubiertos han sido hallados allá donde el individuo murió o en el lugar donde sus huesos fueron transportados, pero no necesariamente donde vivió”, apunta Feibel.

Fuente: Diario La Segunda – AFP. 3 de Agosto de 2011.