viernes, 10 de octubre de 2014

Arte rupestre en Indonesia de 35.000 años



Nota del editor del blog: Esta interesantísima investigación aparecida en la revista Nature y difundida en diversos medios de comunicación tiende a relativizar la impronta cultural de la Europa Paleolítica. Sin embargo, algunos puntos de la mayor trascendencia quedan abiertos: En primer lugar se reconoce que “la capacidad artística fuera un patrimonio común de la humanidad que salió de África hace 50.000 años para extenderse por todo el planeta”. ¿Por qué sucedió esto sólo fuera de África? En segundo lugar, la cronología asignada no deja de ser relativa: ¿Acaso estas mismas expresiones culturales no se descubren en la Patagonia? –Pero claro, el dogma arqueológico-historiográfico ha cimentado el origen en África del hombre y su extensa migración siendo América del Sur la última región en ser habitada… – ¿Cuál es su real antigüedad en América del Sur? Por último, resulta una posibilidad concreta que estas manifestaciones culturales de tan gran similitud en la Patagonia, Europa y el sudeste de Asia posean no sólo una asociación mágico-religión si no también, un mismo origen.  

 

Las cuevas españolas y francesas pierden el récord de antigüedad de las primeras manifestaciones creativas de la humanidad.

¿Qué tuvo Europa de especial? Es la pregunta que llevan un siglo haciéndose los estudiosos de la evolución humana, desconcertados por la temprana aparición en las cuevas europeas –hace 35.000 o 40.000 años— de un arte tan sinóptico, elegante y luminoso que revelaba por sí mismo la evolución de una mente humana moderna, la llegada al mundo de nuestra especie. ¿Qué tuvo Europa de especial? Hoy tenemos la respuesta: Nada. Porque los humanos de aquella época estaban pintando en las cuevas de Indonesia un arte en todo comparable al europeo. Y al mismo tiempo, si no antes.

Los científicos consideran probable ahora que la capacidad artística fuera un patrimonio común de la humanidad que salió de África hace 50.000 años para extenderse por todo el planeta. Es el fin de laexcepción cultural europea de la Edad de Piedra. El arqueólogo Maxime Aubert y sus colegas de las universidades de Griffith en Gold Coast y Wollongong en Nueva Gales del Sur, ambas en Australia, y el Centro Nacional de Arqueología en Yakarta, Indonesia, han datado una serie de doce impresiones de manos (estarcidos) y dos dibujos figurativos de animales hallados en siete cuevas de las calizas (karsts) de Maros en la isla indonesia de Sulawesi. Y se han llevado una sorpresa descomunal al ver que datan de al menos 35.000 o 40.000 años atrás, y por tanto son contemporáneas –si no anteriores— a las primeras manifestaciones artísticas de las cuevas francesas y españolas que han asombrado a expertos y legos durante más de un siglo.

Las técnicas clásicas de datación, como el Carbono 14, sólo sirven para residuos orgánicos, lo que no es el caso de estas pinturas realizadas con pigmentos minerales. La existencia de arte rupestre en las cuevas kársticas de Sulawesi era conocida desde hace cerca de cincuenta años, pero los arqueólogos estaban profundamente confundidos sobre su edad: Pensaban que no tenían más de 10.000 años.

No porque las hubieran datado, sino porque suponían que ninguna pintura podía sobrevivir en esas paredes calizas tan húmedas más allá de esa fecha. Un sólo dato ha eliminado cincuenta años de prejuicios. Aubert y sus colegas han tenido que utilizar una técnica de datación más sofisticada, llamada “Serie de Uranio”, que también se ha usado recientemente en las cuevas de Cantabria. No data la pintura en sí, sino las capas de calcita que le han caído encima con el paso de los milenios, que tienen uranio (como el agua filtrada de la que proceden). Los resultados fueron publicados por Nature.

Uno de los animales representados es una celebridad local, el babirusa, una especie de cerdo nativo de Indonesia con unos colmillos superiores tan extravagantes que se tuercen hacia arriba horadando la jeta, y tan enormes que parecen un par de cuernos: De ahí su nombre malayo ‘babi rusa’, que significa “cerdo reno”. Los científicos han datado esta pintura en 35.400 años atrás. La otra pintura figurativa corresponde a un animal indeterminado, también parecido a un cerdo, y data de 35.700 años atrás. La pintura rupestre figurativa más antigua de Europa es un rinoceronte de la cueva de Chauvet, en Francia, datado por radiocarbono en 32.400 años.

 

Esto convertiría al babirusa y el cerdo indonesio en plusmarquistas de la Edad de Piedra, pero los expertos consideran que las edades calculadas por carbono deben corregirse al alza en varios miles de años, lo que volvería a dar la medalla al rinoceronte francés. Pero luego están las manos estarcidas. Quienes hayan visitado la cueva de El Castillo en Cantabria estarán familiarizados con ellas: Se trata de unas impresiones de manos humanas ‘en negativo’, que se hacen apoyando una mano sobre la roca y pulverizando sobre ella un pigmento; al retirar la mano, queda su impresión en negativo. Una de ellas en el Panel de las Manos de esa cueva cántabra es la más antigua conocida en Europa, con 37.300 años.

Y aquí sí que ha ganado por goleada una mano estarcida de Indonesia, datada por Aubert en 39.900 años. Cabe preguntarse si una mano estarcida es arte figurativo, o arte en absoluto, pero el caso es que las fechas son las que son. La ‘cosa’ más antigua grabada en la pared de una cueva sigue siendo cántabra: Un disco de pigmento datado en 40.800 años. Puede verse como un premio de consolación, o bien como un primitivo Kandinsky cántabro.

Las dataciones de las cuevas cántabras también se han hecho recientemente con la misma técnica de la serie de uranio, de modo que los datos son comparables directamente. Los espectaculares bisontes de Altamira, así como los renos (el principal alimento de caza de la época, según el recuento de los restos fosilizados), reses, bisontes, caballos, mamuts, osos y felinos que decoran las cuevas francesas y españolas son muy posteriores a todo esto.

Fuente: El País. 8 de Octubre de 2014.

http://www.nature.com/nature/journal/v514/n7521/full/nature13422.html