martes, 10 de abril de 2012

Hallan fósiles perdidos de Charles Darwin recolectados en su paso por Chile

Charles Darwin.


Howard Falcon-Lang, un paleontólogo de la Universidad de Londres (Inglaterra), pasaba por un viejo armario en una de las bodegas del Servicio Geológico Británico, cerca de la ciudad de Keyworth, cuando unas cajas marcados con la frase “fósiles de plantas no registradas” llamaron su atención.

Intrigado, el experto las abrió, encontrándose con 314 láminas de vidrio con delgados y translúcidos fósiles de plantas en su interior. Muchos de ellos tenían la siguiente firma: C. Darwin. “Quedé, literalmente, con la boca abierta”, dice el experto a La Tercera.

En efecto, se trataba de una colección perdida hace 165 años de Charles Darwin, obtenida en su célebre viaje a bordo del Beagle, en 1834, travesía en la que empezó a desarrollar su Teoría de la Evolución de las Especies, parte de la cual recolectó en su paso por Chile. “Algunas de las muestras provienen de la isla de Chiloé”, confirma Falcon-Lang.

Las piezas recogidas en Chile son árboles fosilizados de hace 40 millones de años, muchos de ellos con fragmentos de lignito negro (un tipo de carbón mineral), sílice, pirita (un tipo de mineral) y madera, sustancias a menudo mezcladas, explica el experto.

Falcon-Lang aprovecha de hacer una confesión: Darwin no guardó un buen recuerdo de su paso por la isla. “Lo que voy a decir, probablemente, no les haga bien a nuestras relaciones -dice medio en broma-, pero Darwin describió Chiloé como ‘un agujero miserable’, ¡pero porque llovió torrencialmente durante su estancia!”, aclara.

Los fósiles estaban guardados en portaobjetos de vidrio, hechos para que las plantas fósiles se pulan en finas láminas translúcidas. Este proceso les permite ser estudiadas bajo el microscopio.
Cómo los perdió

Joseph Hooker, botánico y amigo íntimo del naturalista, era el responsable de montar esta colección perdida de Darwin en su breve relación laboral con el Servicio Geológico Británico en 1846.

Sin embargo, Hooker no etiquetó las series recolectadas, pues debió partir a una expedición al Himalaya. La colección deambuló por el servicio, hasta finalmente perecer en un rincón de las bodegas sin que con el paso de los años alguien advirtiera que se trataba de parte de la colección recolectada por Darwin en su recorrido por el mundo en 1834.

“Este es un descubrimiento notable y nos lleva a hacernos una pregunta: ¿Qué otra cosa podría estar escondida en nuestras colecciones?”, señaló John Ludden, director ejecutivo del Instituto Geológico, donde se realizó el hallazgo.

Las piezas encontradas por el Howard Falcon-Lang fueron fotografiadas por el servicio y ahora se encuentran disponibles al público en un nuevo museo on line donde se pueden apreciar.
Fueron encontrados en una bodega del Servicio Geológico de Inglaterra y contiene muchas piezas recogidas en Chiloé.

Por P. Lazcano y F. Rodríguez

Fuente: Diario La Tercera. 18 de Enero de 2012.