De acuerdo a la investigación, los fósiles más antiguos a los que les
falta el tercer molar se remontan a China, hace 300.000 a 400.000 años.
Una nueva investigación presentada en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia podría explicar por qué un grupo étnico particular, como los Inuit, tiene pocos casos en su población que posee muelas del juicio.
Una nueva investigación presentada en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia podría explicar por qué un grupo étnico particular, como los Inuit, tiene pocos casos en su población que posee muelas del juicio.
Miles de años atrás, una mutación suprimió la formación de las muelas del juicio, una característica que luego se masificó hasta el humano moderno.
De acuerdo a Alan Mann, investigador de la Universidad de Princeton, los fósiles más antiguos que muestran falta del tercer molar se remontan a China, y tienen cerca de 300.000 a 400.000 años, sugiriendo que la primera mutación podría haber ocurrido allí.
Como la mayoría de los mamíferos, los ancestros de los humanos tenían tres molares (para un total de 12, seis en la parte superior e inferior de la mandíbula) utilizados para mascar y moler comida. A diferencia de otros mamíferos, los humanos pasaron por un período de evolución en donde el cerebro se expandió en tamaño, y esto creó un problema en su arquitectura: con un tamaño mucho más grande del cerebro, la mandíbula pasó a ser más angosta para que se pudiese conectar con la parte baja del cráneo.
De acuerdo a la investigación de Mann, los genes que controlan la cantidad de dientes evolucionan de manera independiente de aquellos que controlan el desarrollo del cerebro, por lo que esto llevó a una discordancia en donde la mandíbula humana no tenía el tamaño suficiente para darle el espacio a los dientes para salir de la encía.
Estos terceros molares que no lograban salir de las encías podían infectarse provocando graves problemas de salud y un gran dolor. De acuerdo a Mann, sólo este hecho podría ayudar a explicar cómo es que la falta de molares evolucionó, pues según el experto, el dolor podría provocar que se reprodujeran menos, lo que favorecería a los individuos con la mutación, pues se habrían encontrado en situaciones de salud óptimas para reproducirse.
Según explica el experto, quizás al 10 o 25% de los norteamericanos con ancestros europeos les falta un tercer molar. Para los afroamericanos y los asiáticos-americanos, la cifra es de 11 al 40%. Sin embargo, los Inuit, un grupo que vive en las regiones árticas de Canadá, Groenlandia y Alaska, el porcentaje es el más alto: Un 45% de ellos no tienen muelas del juicio.
Según Mann, existen un par de razones para esto. En primer lugar, el grupo se originó en Asia, en donde se encuentran los fósiles más antiguos que no poseen muelas del juicio. En segundo lugar, como otros asiáticos, los Inuit tienden a tener caras planas comparados con los europeos y africanos, lo que significa que tienen mandíbulas más angostas, dejando menos lugar para los terceros molares. Y en último lugar, los dientes de los Inuit también son más grandes que el promedio, por lo que esta mutación podría ser más avanzada para esta población.
Fuente: Diario La Tercera. 14 de Marzo de 2013.